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Éxodo 9

1 Plaga en los animales
«Preséntate de nuevo al faraón —le ordenó el Señor
a Moisés— y dile: “Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore’.
2 Si continúas reteniéndolo y te niegas a dejarlo salir,
3 la mano del Señor
herirá a todos tus animales —caballos, burros, camellos, ganado, ovejas y cabras— con una plaga mortal.
4 Sin embargo, el Señor
nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y entre los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel!
5 El Señor
ya determinó cuándo comenzará la plaga; ha declarado que mañana mismo herirá la tierra”».
6 Así que el Señor
hizo tal como había dicho. A la mañana siguiente, todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal.
7 Entonces el faraón envió a sus funcionarios a investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habían perdido ni uno de sus animales! Pero aun así, el corazón del faraón siguió obstinado,
y una vez más se negó a dejar salir al pueblo.
8 Plaga de llagas purulentas
Entonces el Señor
les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen puñados de hollín de un horno de ladrillos y que Moisés lance el hollín al aire a la vista del faraón.
9 La ceniza se esparcirá como polvo fino sobre toda la tierra de Egipto y provocará llagas purulentas en las personas y en los animales por todo el territorio».
10 Entonces Moisés y Aarón tomaron hollín de un horno de ladrillos y se pararon ante el faraón. Mientras él observaba, Moisés lanzó la ceniza al aire, y brotaron llagas purulentas tanto en las personas como en los animales.
11 Ni los magos podían estar delante de Moisés, porque también ellos estaban afectados con las llagas, igual que todos los egipcios.
12 Pero el Señor
endureció el corazón del faraón, y tal como el Señor
había dicho a Moisés, el faraón se negó a escuchar.
13 Plaga de granizo
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Mañana, levántate temprano, regresa a ver al faraón y dile: “Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore.
14 De lo contrario, enviaré más plagas sobre ti,
tus funcionarios y tu pueblo. Entonces sabrás que no hay nadie como yo en toda la tierra.
15 A estas alturas, bien podría haber ya extendido mi mano y haberte herido a ti y a tu pueblo con una plaga capaz de exterminarlos de la faz de la tierra.
16 Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito: mostrarte mi poder
y dar a conocer mi fama por toda la tierra.
17 Pero todavía actúas como señor y dueño de mi pueblo, te niegas a dejarlo salir.
18 Por eso, mañana, a esta misma hora, enviaré la granizada más devastadora que haya habido en toda la historia de Egipto.
19 ¡Rápido! Manda que tus animales y tus siervos regresen del campo para ponerse a salvo. Cualquier persona o animal que quede afuera morirá cuando caiga el granizo’”».
20 Algunos de los funcionarios del faraón tuvieron miedo, debido a lo que el Señor
había dicho, y enseguida hicieron regresar a los siervos y al ganado de los campos;
21 pero los que no hicieron caso a la palabra del Señor
dejaron a los suyos en la intemperie.
22 Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Levanta tu mano al cielo para que caiga el granizo sobre la gente, los animales y todas las plantas a lo largo y a lo ancho de Egipto».
23 Así que Moisés levantó su vara al cielo, y el Señor
envió truenos y granizo, y cayeron rayos hacia la tierra. El Señor
descargó una terrible granizada sobre toda la tierra de Egipto.
24 Nunca en toda la historia de Egipto hubo una tormenta igual, con rayos sin parar y con un granizo tan devastador.
25 Dejó a Egipto totalmente en ruinas. El granizo destruyó todo lo que había en campo abierto: personas, animales y plantas por igual; hasta los árboles quedaron destrozados.
26 El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.
27 Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón.
—Esta vez he pecado —confesó—. El Señor
es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.
28 Por favor, supliquen al Señor
que ponga fin a este granizo y a estos truenos tan aterradores. ¡Basta ya! Los dejaré salir; no tienen que quedarse más tiempo.
29 —Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al Señor
. Entonces los truenos y el granizo cesarán, y sabrás que la tierra pertenece al Señor
.
30 Sin embargo, yo sé que todavía ni tú ni tus funcionarios temen al Señor
Dios.
31 (Todo el lino y toda la cebada quedaron destrozados por el granizo, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor.
32 Pero ni el trigo ni la espelta sufrieron daño, porque todavía no habían brotado del suelo).
33 Entonces Moisés se fue del palacio del faraón y salió de la ciudad. Cuando elevó sus manos al Señor
, los truenos y el granizo cesaron, y se detuvo la lluvia.
34 Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se puso terco una vez más.
35 Como tenía el corazón endurecido, el faraón se negó a dejar salir al pueblo, tal como el Señor
había dicho por medio de Moisés.
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Éxodo 10

1 Plaga de langostas
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Regresa a ver al faraón y vuelve a presentar tus demandas. Yo hice que él y sus funcionarios se pusieran tercos
con el fin de mostrar mis señales milagrosas en medio de ellos.
2 También lo hice para que ustedes pudieran contarles a sus hijos y a sus nietos acerca de cómo puse en ridículo a los egipcios, acerca de las señales que realicé en medio de ellos, y para que ustedes sepan que yo soy el Señor
».
3 Así que Moisés y Aarón fueron ante el faraón y le dijeron: «Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te negarás a someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me adore.
4 Si te niegas, ¡ten cuidado! Pues mañana mismo traeré sobre tu tierra una plaga de langostas.
5 Cubrirán la tierra de tal manera que no podrás ver el suelo. Devorarán lo poquito que quedó después de la granizada, junto con todos los árboles que crecen en el campo.
6 Invadirán tus palacios y los hogares de tus funcionarios y todas las casas de Egipto. ¡Jamás en la historia de Egipto vieron tus antepasados una plaga como esta!”». Después de decir esas palabras, Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón.
7 Esta vez los funcionarios del faraón se le acercaron y le suplicaron: «¿Hasta cuándo permitirás que este hombre nos tenga como rehenes? ¡Deja que los hombres se vayan a adorar al Señor
su Dios! ¿Acaso no te das cuenta de que Egipto está en ruinas?».
8 Entonces hicieron volver a Moisés y a Aarón ante el faraón.
—Está bien —les dijo—, vayan a adorar al Señor
su Dios. Pero ¿exactamente quiénes irán con ustedes?
9 —Iremos todos —contestó Moisés—: jóvenes y mayores, nuestros hijos y nuestras hijas, y nuestros rebaños y nuestras manadas. Debemos unirnos todos para celebrar un festival al Señor
.
10 El faraón replicó:
—¡Verdaderamente necesitarán que el Señor
esté con ustedes si dejo que se lleven a sus hijos pequeños! Me doy cuenta de que tienen malas intenciones.
11 ¡Jamás! Solo los hombres pueden ir a adorar al Señor
, ya que eso es lo que pidieron.
Entonces el faraón los echó del palacio.
12 Así que el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que vengan las langostas. Que cubran la tierra y devoren todas las plantas que sobrevivieron la granizada».
13 Moisés extendió su vara sobre Egipto, y el Señor
hizo que un viento del oriente soplara sobre el territorio todo ese día y también durante toda la noche. A la mañana siguiente, el viento del oriente había traído las langostas.
14 Estas invadieron toda la tierra de Egipto en densos enjambres, y se asentaron desde un extremo del territorio hasta el otro. Fue la peor plaga de langostas en la historia de Egipto, y jamás hubo otra igual;
15 pues las langostas cubrieron todo el reino y oscurecieron la tierra. Devoraron todas las plantas del campo y todos los frutos de los árboles que sobrevivieron al granizo. No quedó ni una sola hoja en los árboles ni en las plantas en toda la tierra de Egipto.
16 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón de inmediato. «He pecado contra el Señor
su Dios y contra ustedes —les confesó—.
17 Perdonen mi pecado una vez más, y rueguen al Señor
su Dios para que aleje de mí esta muerte».
18 Moisés salió del palacio del faraón y rogó al Señor
.
19 El Señor
le respondió y cambió la dirección del viento, y el viento fuerte del occidente se llevó las langostas y las echó en el mar Rojo.
No quedó ni una sola langosta en toda la tierra de Egipto.
20 Pero el Señor
nuevamente endureció el corazón del faraón, por lo cual no dejó salir al pueblo.
21 Plaga de tinieblas
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y la tierra de Egipto quedará en una oscuridad tan densa que podrá palparse».
22 Entonces Moisés extendió su mano hacia los cielos, y una densa oscuridad cubrió toda la tierra de Egipto por tres días.
23 Durante todo ese tiempo las personas no pudieron verse unas a otras ni se movieron. Sin embargo, la luz no faltó en ningún momento donde vivían los israelitas.
24 Finalmente el faraón llamó a Moisés y le dijo:
—Vayan a adorar al Señor
, pero dejen aquí sus rebaños y sus manadas. Sin embargo, pueden llevarse a sus hijos pequeños.
25 —¡De ninguna manera! —respondió Moisés—. Tú debes proveernos de animales para los sacrificios y las ofrendas quemadas que presentaremos al Señor
nuestro Dios.
26 Todos nuestros animales deberán ir con nosotros; ni una sola pezuña puede quedar atrás. Tendremos que seleccionar nuestros sacrificios para el Señor
nuestro Dios de entre esos animales, y solo sabremos cómo vamos a adorar al Señor
una vez que estemos allí.
27 Pero el Señor
endureció el corazón del faraón una vez más, y no quiso dejarlos salir.
28 —¡Lárgate de aquí! —le gritó el faraón a Moisés—. Te advierto: ¡jamás regreses a verme! El día que me veas la cara, ¡morirás!
29 —Muy bien —respondió Moisés—. ¡Nunca más volveré a verte!
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Éxodo 11

1 Muerte para los primeros hijos varones de Egipto
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Heriré al faraón y a la tierra de Egipto con un golpe más. Después, el faraón los dejará salir de su territorio. De hecho, estará tan desesperado por librarse de ustedes que los obligará a irse de su tierra.
2 Diles a todos los hombres y a todas las mujeres israelitas que pidan a sus vecinos egipcios objetos de plata y de oro».
3 (El Señor
había hecho que los egipcios miraran con agrado al pueblo de Israel. Además, en la tierra de Egipto a Moisés se le consideraba ser un gran hombre, y tanto los funcionarios del faraón como el pueblo egipcio lo respetaban).
4 Así que Moisés le dijo al faraón: «Esto dice el Señor
: “Hoy, a la medianoche, pasaré por el corazón de Egipto.
5 Todo primer hijo varón de cada familia de Egipto morirá, desde el hijo mayor del faraón, el que se sienta en su trono, hasta el hijo mayor de la sirvienta más humilde que trabaja en el molino. Incluso la primera cría de todos los animales morirá”.
6 Entonces se oirá un lamento desgarrador por toda la tierra de Egipto, un lamento como nunca antes hubo ni habrá después.
7 Sin embargo, entre los israelitas habrá tal tranquilidad que ni siquiera un perro ladrará. Entonces sabrán que el Señor
hace una distinción entre los egipcios y los israelitas.
8 Todos los funcionarios de Egipto correrán a buscarme y caerán al suelo ante mí y me suplicarán: “Por favor, vete. ¡Apresúrate! Y llévate a todos tus seguidores”. ¡Sólo hasta entonces me iré!». Luego Moisés, ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón.
9 Ahora bien, ya antes, el Señor
le había dicho a Moisés: «El faraón no los escuchará, así que haré más milagros poderosos en la tierra de Egipto».
10 Moisés y Aarón realizaron esos milagros en presencia del faraón, pero el Señor
endureció el corazón del faraón, y no dejó salir de su territorio a los israelitas.
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Éxodo 12

1 La primera Pascua
Mientras los israelitas todavía estaban en la tierra de Egipto, el Señor
dio las siguientes instrucciones a Moisés y a Aarón:
2 «A partir de ahora, este mes será el primer mes del año para ustedes.
3 Anuncien a toda la comunidad de Israel que el décimo día de este mes cada familia deberá seleccionar un cordero o un cabrito para hacer un sacrificio, un animal por cada casa.
4 Si una familia es demasiado pequeña para comer el animal entero, lo compartirá con una familia vecina. Dividan el animal según el tamaño de cada familia y la cantidad que cada uno pueda comer.
5 El animal seleccionado deberá ser un macho de oveja o de cabra, de un año y que no tenga ningún defecto.
6 »Cuiden bien al animal seleccionado hasta la tarde del día catorce de este primer mes. Entonces toda la asamblea de la comunidad de Israel matará su cordero o cabrito al anochecer.
7 Después tomarán parte de la sangre y la untarán en ambos lados y en la parte superior del marco de la puerta de la casa donde comen el animal.
8 Esa misma noche, asarán la carne al fuego y la comerán acompañada de hojas verdes y amargas, y pan sin levadura.
9 No comerán nada de la carne ni cruda ni hervida en agua. Asarán al fuego el animal entero con la cabeza, las patas y las entrañas.
10 No dejen ninguna sobra para el día siguiente. Quemen todo lo que no hayan comido antes de la mañana.
11 »Estas son las instrucciones para cuando coman esa comida: estén totalmente vestidos,
lleven puestas las sandalias y tengan su bastón en la mano. Coman de prisa, porque es la Pascua del Señor
.
12 Esa noche pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primer hijo varón y a la primera cría macho de los animales en la tierra de Egipto. Ejecutaré juicio contra todos los dioses de Egipto, ¡porque yo soy el Señor
!
13 Pero la sangre sobre los marcos de las puertas servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo. Esa plaga de muerte no los tocará a ustedes cuando yo hiera la tierra de Egipto.
14 »Este será un día para recordar. Cada año, de generación en generación, deberán celebrarlo como un festival especial al Señor
. Esta es una ley para siempre.
15 Durante siete días, tendrán que preparar sin levadura todo el pan que coman. El primer día del festival, quiten de sus casas todo rastro de levadura. Cualquiera que coma pan con levadura en esos siete días del festival quedará excluido de la comunidad de Israel.
16 El primer día del festival y también el séptimo, todo el pueblo celebrará un día oficial de asamblea santa. Está prohibido hacer cualquier tipo de trabajo en esos días excepto para la preparación de alimentos.
17 »Celebren el Festival de los Panes sin Levadura, porque les recordará que este mismo día yo saqué a sus grandes multitudes de la tierra de Egipto. Ese festival será para ustedes una ley perpetua; celebren este día de generación en generación.
18 Tendrán que preparar sin levadura todo el pan que coman desde la tarde del día catorce del primer mes hasta la tarde del día veintiuno del mismo mes.
19 Durante esos siete días, no debe haber ni un rastro de levadura en sus casas. Cualquiera que coma algo preparado con levadura durante esta semana será excluido de la comunidad de Israel. Estas ordenanzas se aplican tanto a los extranjeros que viven entre ustedes como a los israelitas de nacimiento.
20 Durante esos días, no coman nada que tenga levadura. Dondequiera que vivan, coman pan únicamente sin levadura».
21 Luego Moisés mandó llamar a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Vayan y seleccionen un cordero o un cabrito por cada una de sus familias y maten el animal para la Pascua.
22 Dejen escurrir la sangre en una vasija, después tomen un manojo de ramas de hisopo y mójenlo en la sangre. Con el hisopo unten la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta de sus casas. Que nadie salga de la casa hasta la mañana,
23 pues el Señor
pasará por la región para herir de muerte a los egipcios. Pero cuando él vea la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta, el Señor
pasará esa casa de largo. No permitirá que su ángel de la muerte entre en las casas de ustedes y los hiera de muerte.
24 »Recuerden que estas instrucciones son una ley perpetua que ustedes y sus descendientes deberán obedecer para siempre.
25 Cuando entren en la tierra que el Señor
ha prometido darles, seguirán celebrando esta ceremonia.
26 Entonces sus hijos preguntarán: “¿Qué significa esta ceremonia?”.
27 Y ustedes contestarán: “Es el sacrificio de la Pascua del Señor
, porque él pasó de largo las casas de los israelitas en Egipto. Y aunque hirió de muerte a los egipcios, salvó a nuestras familias”». Cuando Moisés terminó de hablar, todos los presentes se postraron hasta el suelo y adoraron.
28 Así que el pueblo de Israel hizo tal como el Señor
había ordenado por medio de Moisés y Aarón.
29 Esa medianoche, el Señor
hirió de muerte a todos los primeros hijos varones de la tierra de Egipto, desde el hijo mayor del faraón, el que se sentaba en su trono, hasta el hijo mayor del preso en el calabozo. Incluso mató a las primeras crías de todos sus animales.
30 Entonces el faraón, sus funcionarios y todo el pueblo de Egipto se despertaron durante la noche, y se oyó un lamento desgarrador por toda la tierra de Egipto. No había ni una sola casa donde alguien no hubiera muerto.
31 El éxodo de Israel de Egipto
Esa noche el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo a gritos: «¡Lárguense! ¡Váyanse! ¡Dejen en paz a mi pueblo —les ordenó— y llévense a todos los demás israelitas con ustedes! Vayan y adoren al Señor
como han pedido.
32 Llévense sus rebaños y sus manadas, como dijeron, y márchense ya. Váyanse, pero bendíganme al salir».
33 Todos los egipcios apresuraban al pueblo de Israel a que abandonara la tierra cuanto antes, porque pensaban: «¡Todos moriremos!».
34 Entonces los israelitas se llevaron su masa de pan sin agregarle levadura. Envolvieron las tablas de amasar en sus mantos y las cargaron sobre los hombros.
35 Los israelitas hicieron lo que Moisés les había indicado: pidieron a los egipcios ropa y objetos de plata y de oro.
36 Y el Señor
hizo que los egipcios miraran con agrado a los israelitas, y dieron al pueblo de Israel todo lo que pidió. ¡Así despojaron a los egipcios de sus riquezas!
37 Esa noche el pueblo de Israel salió de Ramsés y emprendió viaje hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres,
además de las mujeres y los niños.
38 Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas.
39 Hornearon pan plano de la masa sin levadura que habían sacado de Egipto. La masa no tenía levadura porque los israelitas fueron expulsados de Egipto con tanto apuro que no tuvieron tiempo de preparar pan ni cualquier otro alimento.
40 El pueblo de Israel había vivido cuatrocientos treinta años en Egipto.
41 De hecho, fue precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años que toda esa gran multitud del Señor
salió de Egipto.
42 Esa misma noche, el Señor
cumplió su promesa de sacar a su pueblo de la tierra de Egipto. Así que esa noche le pertenece a él y por eso todos los israelitas deberán conmemorarla cada año, de generación en generación.
43 Instrucciones para la Pascua
Luego el Señor
les dijo a Moisés y a Aarón: «Estas son las instrucciones para el festival de la Pascua: ninguna persona extranjera podrá comer la cena de Pascua,
44 pero cualquier esclavo que haya sido comprado podrá comerla si está circuncidado.
45 Los residentes temporales y los jornaleros tampoco podrán comerla.
46 En cada casa se comerá un solo cordero de Pascua. No saquen nada de la carne fuera de la casa ni quiebren ninguno de los huesos.
47 Toda la comunidad de Israel debe celebrar el festival de la Pascua.
48 »Si los extranjeros que viven entre ustedes desean celebrar la Pascua del Señor
, que primero se circunciden todos sus varones. Solo entonces podrán celebrar la Pascua con ustedes como cualquier israelita de nacimiento. Pero un varón incircunciso jamás comerá la cena de la Pascua.
49 Esta instrucción se aplica a todos, tanto a israelitas de nacimiento como a extranjeros que vivan entre ustedes».
50 Entonces todo el pueblo de Israel cumplió todos los mandatos del Señor
que les dio a Moisés y a Aarón.
51 Ese mismo día el Señor
sacó de Egipto al pueblo de Israel como un ejército.
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Éxodo 13

1 Dedicación de los primeros hijos varones
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
2 «Dedícame a todos los primeros hijos varones del pueblo de Israel. Todo primer nacido, tanto de los seres humanos como de los animales, me pertenece».
3 Entonces Moisés dijo a los israelitas: «Este es un día para recordar por siempre: es el día que salieron de Egipto, donde eran esclavos. Hoy el Señor
los sacó con la fuerza de su mano poderosa. (Recuerden no comer nada que contenga levadura).
4 Este preciso día, a comienzos de la primavera, en el mes de
ustedes fueron liberados.
5 Una vez que el Señor
los haga entrar en la tierra de los cananeos, los hititas, los amorreos, los heveos y los jebuseos, deberán celebrar este suceso cada año, en este mes. (Él les juró a sus antepasados que les daría esa tierra, una tierra donde fluyen la leche y la miel).
6 Durante siete días tendrán que preparar sin levadura el pan que coman. Entonces el séptimo día celebrarán una fiesta al Señor
.
7 En esos siete días, coman pan sin levadura. De hecho, durante ese período, no debe haber pan con levadura ni ningún rastro de levadura dentro de su territorio.
8 »El séptimo día, darán a sus hijos la siguiente explicación: “Hoy celebro lo que el Señor
hizo por mí cuando salí de Egipto”.
9 Este festival anual será para ustedes una señal visible, como una marca grabada en la mano o en la frente, que les recuerde recitar siempre esta enseñanza del Señor
: “Con mano fuerte, el Señor
los rescató de Egipto”.
10 Por lo tanto, cumplan el decreto de este festival cada año, en la fecha señalada.
11 »Cuando el Señor
cumpla la promesa que les juró a ustedes y a sus antepasados, esto es lo que deben hacer: el día que él les dé la tierra donde actualmente viven los cananeos,
12 deberán presentar al Señor
todo primer hijo varón y toda primera cría macho de los animales, porque a él le pertenecen.
13 Para recuperar la primera cría de un burro, podrán pagar rescate al Señor
entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagan rescate para recuperarlo, tendrán que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienen la obligación de pagar rescate por todo primer hijo varón.
14 »En el futuro, sus hijos les preguntarán: “¿Qué significa todo esto?”, y ustedes les dirán: “Con la fuerza de su mano poderosa, el Señor
nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.
15 El faraón se puso terco y por nada quiso dejarnos salir, entonces el Señor
mató a todos los primeros hijos varones en toda la tierra de Egipto y también a los machos de las primeras crías de los animales. Por eso ahora sacrifico a todos los machos primer nacidos al Señor
, pero siempre pagamos rescate para recuperar a los primeros hijos varones”.
16 Esta ceremonia servirá como una marca grabada en la mano o en la frente. Es un recordatorio de que el Señor
nos sacó de Egipto con la fuerza de su mano poderosa».
17 Desviación de Israel en el desierto
Cuando por fin el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los guió por el camino principal que atraviesa el territorio filisteo, aunque esa era la ruta más corta a la Tierra Prometida. Dios dijo: «Si los israelitas llegaran a enfrentar una batalla, podrían cambiar de parecer y regresar a Egipto».
18 Por eso Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo.
Así los israelitas salieron de Egipto como un ejército preparado para la batalla.
19 Moisés llevó consigo los restos de José, porque José había hecho jurar a los hijos de Israel que así lo harían cuando dijo: «Pueden estar seguros de que Dios vendrá a ayudarlos. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos con ustedes».
20 Entonces los israelitas salieron de Sucot y acamparon en Etam, al límite del desierto.
21 El Señor
iba delante de ellos, y los guiaba durante el día mediante una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. Esto les permitía viajar de día y de noche.
22 El Señor
nunca quitó de su lugar, delante de ellos, la columna de nube ni la columna de fuego.
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Éxodo 14

1 Entonces el Señor
le dio a Moisés las siguientes instrucciones:
2 «Ordénales a los israelitas que den la vuelta y acampen cerca de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar. Que acampen allí, a lo largo de la orilla, frente a Baal-zefón.
3 Entonces el faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”.
4 Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos.
Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy el Señor
!». Así que los israelitas acamparon donde se les dijo.
5 Los egipcios persiguen a Israel
Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran?», se preguntaban.
6 Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas.
7 Llevó consigo seiscientos de los mejores carros de guerra, junto con los demás carros de Egipto, cada uno con su respectivo oficial al mando.
8 Así que el Señor
endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío.
9 Los egipcios los persiguieron con todas las fuerzas del ejército del faraón —todos sus caballos y sus carros de guerra, sus conductores y sus tropas— y alcanzaron al pueblo de Israel mientras acampaba junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón.
10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al S
11 y le dijeron a Moisés:
—¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto?
12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”.
13 Pero Moisés les dijo:
—No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor
los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos.
14 El Señor
mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.
15 Israel escapa por el mar Rojo
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!
16 Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca.
17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores.
18 Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor
!».
19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos.
20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche.
21 Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor
abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca.
22 Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.
23 Entonces los egipcios —con todos los carros de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón— persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar.
24 Pero poco antes del amanecer, el Señor
miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate.
25 Torció
las ruedas de los carros, para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! —gritaban los egipcios—; ¡el Señor
está luchando por ellos en contra de Egipto!».
26 Cuando todos los israelitas habían llegado al otro lado, el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende otra vez tu mano sobre el mar, y las aguas volverán con fuerza y cubrirán a los egipcios, a sus carros y a sus conductores».
27 Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor
los arrastró al mar.
28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas.
29 En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados.
30 Así es como el Señor
aquel día rescató a Israel de las manos de los egipcios. Y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar.
31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor
había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor
y en su siervo Moisés.
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Éxodo 15

1 Cántico de liberación
Entonces Moisés y el pueblo de Israel entonaron el siguiente cántico al Señor
:
«Cantaré al Señor
,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete.
2 El Señor
es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria.
Él es mi Dios, y lo alabaré;
es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!
3 El Señor
es un guerrero;
¡Yahveh
es su nombre!
4 Arrojó al mar
a los carros y al ejército del faraón.
Los mejores oficiales del faraón
se ahogaron en el mar Rojo.
5 Las aguas profundas brotaron con fuerza y los cubrieron;
como piedras se hundieron hasta el fondo.
6 »Tu mano derecha, oh Señor
,
es gloriosa en poder.
Tu mano derecha, oh Señor
,
aplasta al enemigo.
7 Con la grandeza de tu majestad,
derribas a los que se levantan contra ti.
Desatas tu ardiente furia
y los consume como a paja.
8 Al soplido de tu aliento,
¡las aguas se apilaron!
El impetuoso oleaje se quedó firme como un muro;
en el corazón del mar las aguas se endurecieron.
9 »El enemigo se jactaba diciendo:
“Los perseguiré
y los alcanzaré.
Los despojaré
y los consumiré.
Sacaré mi espada;
mi mano poderosa los destruirá”.
10 Pero tú soplaste con tu aliento,
y el mar los cubrió.
Se hundieron como plomo
en las poderosas aguas.
11 »Oh Señor
, entre los dioses, ¿quién es como tú:
glorioso en santidad,
imponente en esplendor,
autor de grandes maravillas?
12 Levantaste tu mano derecha,
y la tierra se tragó a nuestros enemigos.
13 »Con tu amor inagotable
guías al pueblo que redimiste.
Con tu poder los guías
a tu hogar sagrado.
14 Lo oyen los pueblos y tiemblan;
la angustia se apodera de los que viven en Filistea.
15 Los líderes de Edom están aterrados;
los nobles de Moab tiemblan.
Todos los que viven en Canaán se desvanecen;
16 terror y espanto caen sobre ellos.
El poder de tu brazo
los deja sin vida, como una piedra,
hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor
,
hasta que haya pasado el pueblo que compraste.
17 Tú lo traerás y lo plantarás en tu propio monte,
el lugar, oh Señor
, reservado para tu morada,
el santuario, oh Señor
, que tus manos establecieron.
18 ¡El Señor
reinará por siempre y para siempre!».
19 Cuando los carros de guerra, sus conductores y los caballos del faraón entraron al mar, el Señor
hizo que las aguas cayeran con fuerza sobre ellos. ¡Pero el pueblo de Israel había cruzado por en medio del mar, pisando tierra seca!
20 Entonces la profetisa Miriam, hermana de Aarón, tomó una pandereta, se puso al frente, y todas las mujeres la siguieron, danzando y tocando sus panderetas.
21 Y Miriam entonaba este cántico:
«Canten al Señor
,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete».
22 Agua amarga en Mara
Entonces Moisés guió al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua.
23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»).
24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber?», reclamaron.
25 Así que Moisés clamó al Señor
por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable.
Fue allí, en Mara, donde el Señor
estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo.
26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor
su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor
, quien los sana».
27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.
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Éxodo 16

1 Maná y codornices del cielo
Después, toda la comunidad de Israel partió de Elim y viajó al desierto de Sin, ubicado entre Elim y el monte Sinaí. Llegaron el día quince del segundo mes, un mes después de salir de la tierra de Egipto.
2 Allí también toda la comunidad de Israel se quejó de Moisés y Aarón.
3 «¡Si tan solo el Señor
nos hubiera matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos antojaba; pero ahora tú nos has traído a este desierto para matarnos de hambre».
4 Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Mira, haré llover alimento del cielo para ustedes. Cada día la gente podrá salir a recoger todo el alimento necesario para ese día. Con esto los pondré a prueba para ver si siguen o no mis instrucciones.
5 El sexto día juntarán el alimento y cuando preparen la comida habrá el doble de lo normal».
6 Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: «Antes de anochecer, sabrán que fue el Señor
quien los sacó de la tierra de Egipto.
7 Por la mañana, verán la gloria del Señor
, porque él oyó las quejas de ustedes, que son contra él y no contra nosotros. ¿Qué hemos hecho para que ustedes se quejen de nosotros?».
8 Luego Moisés añadió: «El Señor
les dará de comer carne por la tarde y los saciará con pan por la mañana, porque él oyó todas sus quejas contra él. ¿Qué hemos hecho nosotros? Así es, las quejas de ustedes son contra el Señor
, no contra nosotros».
9 Después Moisés le dijo a Aarón: «Anuncia lo siguiente a toda la comunidad de Israel: “Preséntense ante el Señor
, porque él ha oído sus quejas”».
10 Mientras Aarón hablaba a toda la comunidad de Israel, miraron hacia el desierto, y allí pudieron ver la imponente gloria del Señor
en la nube.
11 Luego el Señor
le dijo a Moisés:
12 «He oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor
su Dios”».
13 Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento estaban húmedos de rocío.
14 Cuando el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
15 Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era.
Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el Señor
les da para comer.
16 Estas son las instrucciones del Señor
: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos kilos
por cada persona en su carpa».
17 Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, solo un poco.
18 Pero cuando lo midieron,
cada uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba. Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.
19 Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente».
20 Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
21 Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían.
22 El sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro kilos
por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.
23 Él les dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado de descanso, reservado para el Señor
. Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para mañana lo que les sobre”».
24 Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día siguiente, tal como Moisés había ordenado. Al otro día la comida sobrante estaba buena y saludable, sin gusanos ni mal olor.
25 Así que Moisés dijo: «Coman este alimento hoy, porque es el día de descanso, dedicado al Señor
. Hoy no habrá alimento en el campo para recoger.
26 Durante seis días se les permite recoger alimento, pero el séptimo día es el día de descanso; ese día no habrá alimento en el campo».
27 Aun así, algunas personas salieron a recoger el día séptimo, pero no encontraron alimento.
28 Entonces el Señor
le preguntó a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo se negará a obedecer mis mandatos y mis instrucciones?
29 Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del Señor
para ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de descanso, todos deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a buscar pan el séptimo día».
30 Así que la gente no recogió alimento el día séptimo.
31 Los israelitas llamaron maná
al alimento. Era blanco como la semilla de cilantro, y tenía un gusto parecido a obleas con miel.
32 Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Llenen un recipiente con dos kilos de maná y consérvenlo para sus descendientes. Así las generaciones futuras podrán ver el pan que les di a ustedes en el desierto cuando los liberé de Egipto”».
33 Entonces Moisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala con dos kilos de maná. Después colócala en un lugar sagrado, delante del Señor
, a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras».
34 Así que Aarón hizo tal como el Señor
le ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó dentro del arca del pacto,
frente a las tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
35 Y los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra donde se establecerían. Comieron maná hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
36 (El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer, que era la décima parte de un efa; equivalía a dos kilos).
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Éxodo 17

1 Agua de la roca
Por orden del Señor
, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera.
2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés:
—¡Danos agua para beber! —reclamaron.
—¡Cállense! —respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al Señor
?
3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés:
—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales?
4 Entonces Moisés clamó al Señor
:
—¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
5 El Señor
le dijo a Moisés:
—Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen.
6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí.
Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber.
Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos.
7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor
diciendo: «¿Está o no el Señor
aquí con nosotros?».
8 Israel derrota a los amalecitas
Mientras el pueblo de Israel aún se encontraba en Refidim, los guerreros de Amalec lo atacaron.
9 Así que Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres para salir a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo estaré en la cima de la colina sosteniendo la vara de Dios en mi mano».
10 Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec. Entretanto Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana.
11 Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.
12 Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.
13 Como resultado, Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
14 Después de la victoria, el Señor
dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”».
15 Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el Señor
es mi estandarte»).
16 Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor
, ahora
el Señor
estará en guerra con Amalec de generación en generación».
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Éxodo 18

1 Jetro visita a Moisés
Jetro, el suegro de Moisés y sacerdote de Madián, se enteró de todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo, los israelitas; y oyó particularmente cómo el Señor
los había sacado de Egipto.
2 Anteriormente, Moisés había enviado a su esposa Séfora y a sus dos hijos de regreso a casa de Jetro, y él los había hospedado.
3 (El primer hijo de Moisés se llamaba Gersón, porque cuando el niño nació, Moisés dijo: «He sido un extranjero en tierra extraña».
4 A su segundo hijo lo llamó Eliezer, porque dijo: «El Dios de mis antepasados me ayudó y me rescató de la espada del faraón»).
5 Así que Jetro, el suegro de Moisés, fue a visitarlo al desierto y llevó consigo a la esposa y a los dos hijos de Moisés. Llegaron cuando Moisés y el pueblo acampaban cerca del monte de Dios.
6 Jetro le había enviado un mensaje a Moisés para avisarle: «Yo, tu suegro, Jetro, vengo a verte, junto con tu esposa y tus dos hijos».
7 Entonces Moisés salió a recibir a su suegro. Se inclinó ante él y le dio un beso. Luego de preguntarse el uno al otro cómo les iba, entraron en la carpa de Moisés.
8 Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor
les había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel. También le habló de todas las privaciones que habían sufrido a lo largo del camino y de cómo el Señor
había librado a su pueblo de las dificultades.
9 Jetro se alegró mucho al oír de todo el bien que el Señor
había hecho por Israel al rescatarlo de las manos de los egipcios.
10 «¡Alabado sea el Señor
! —exclamó Jetro—. Pues los rescató de los egipcios y del faraón. ¡Así es, rescató a Israel del poder de Egipto!
11 Ahora sé que el Señor
es más grande que todos los demás dioses, porque rescató a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes».
12 Luego Jetro, el suegro de Moisés, presentó una ofrenda quemada y sacrificios ante Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel lo acompañaron a comer lo que fue ofrecido en sacrificio en presencia de Dios.
13 Consejo sabio de Jetro
Al día siguiente, Moisés se sentó para oír los pleitos que los israelitas tenían unos con otros. Y el pueblo esperó a ser atendido delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.
14 Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó:
—¿Qué logras en realidad sentado aquí? ¿Por qué te esfuerzas en hacer todo el trabajo tú solo, mientras que el pueblo está de pie a tu alrededor desde la mañana hasta la tarde?
15 Moisés contestó:
—Porque el pueblo acude a mí en busca de resoluciones de parte de Dios.
16 Cuando les surge un desacuerdo, ellos acuden a mí, y yo soy quien resuelve los casos entre los que están en conflicto. Mantengo al pueblo informado de los decretos de Dios y les transmito sus instrucciones.
17 —¡No está bien lo que haces! —exclamó el suegro de Moisés—.
18 Así acabarás agotado y también se agotará el pueblo. Esta tarea es una carga demasiado pesada para una sola persona.
19 Ahora escúchame y déjame darte un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes seguir siendo el representante del pueblo ante Dios, presentándole los conflictos.
20 Enséñales los decretos de Dios; transmíteles sus instrucciones; muéstrales cómo comportarse en la vida.
21 Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
22 Ellos tendrán que estar siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos que surgen entre el pueblo, pero los casos más graves te los traerán a ti. Deja que los jefes juzguen los asuntos de menor importancia. Ellos te ayudarán a llevar la carga, para que la tarea te resulte más fácil.
23 Si sigues este consejo, y si Dios así te lo ordena, serás capaz de soportar las presiones, y la gente regresará a su casa en paz.
24 Moisés escuchó el consejo de su suegro y siguió sus recomendaciones.
25 Eligió hombres capaces de entre todo Israel y los nombró jefes del pueblo. Los puso a cargo de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
26 Estos hombres estaban siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos de la gente. Los casos más graves los remitían a Moisés, pero ellos mismos se encargaban de los asuntos de menor importancia.
27 Poco tiempo después, Moisés se despidió de su suegro, quien regresó a su propia tierra.
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Éxodo 19

1 El Señor
se manifiesta en el Sinaí
Exactamente dos meses después de haber salido de Egipto,
los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
2 Después de levantar campamento en Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon al pie del monte Sinaí.
3 Entonces Moisés subió al monte para presentarse delante de Dios. El Señor
lo llamó desde el monte y le dijo: «Comunica estas instrucciones a la familia de Jacob; anúncialas a los descendientes de Israel:
4 “Ustedes vieron lo que hice con los egipcios. Saben cómo los llevé a ustedes sobre alas de águila y los traje hacia mí.
5 Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.
6 Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel».
7 Entonces Moisés regresó del monte y llamó a los ancianos del pueblo y les comunicó todo lo que el Señor
le había ordenado.
8 Y todo el pueblo respondió a una voz: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado». Entonces Moisés llevó al Señor
la respuesta del pueblo.
9 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Yo me presentaré ante ti en una densa nube, para que el pueblo pueda oírme cuando hable contigo; así ellos siempre confiarán en ti».
Moisés le dijo al Señor
lo que el pueblo había dicho.
10 Después el Señor
le dijo a Moisés: «Desciende y prepara al pueblo para mi llegada. Conságralos hoy y mañana, y haz que laven sus ropas.
11 Asegúrate de que estén preparados para el tercer día, porque ese día el Señor
descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.
12 Marca un límite alrededor del monte y dile al pueblo esta advertencia: “¡Tengan cuidado! No suban al monte, ni siquiera toquen los límites. Cualquiera que toque el monte, será ejecutado.
13 Ninguna mano puede tocar a la persona o al animal que traspase el límite, sino que esa persona morirá apedreada o atravesada con flechas. Ellos tendrán que morir”. Sin embargo, cuando se oiga un toque prolongado del cuerno de carnero entonces el pueblo podrá subir al monte».
14 Así que Moisés descendió a donde estaba el pueblo. Consagró a la gente para la adoración, y ellos lavaron sus ropas. Les dijo:
15 «Prepárense para el tercer día y, hasta entonces, absténganse de tener relaciones sexuales».
16 En la mañana del tercer día, retumbaron truenos y destellaron relámpagos, y una nube densa descendió sobre el monte. Se oyó un fuerte y prolongado toque de cuerno de carnero, y todo el pueblo tembló.
17 Moisés llevó a la multitud fuera del campamento para encontrarse con Dios, y todos se pararon al pie de la montaña.
18 El monte Sinaí estaba totalmente cubierto de humo, porque el Señor
había descendido sobre él en forma de fuego. Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente.
19 A medida que el sonido del cuerno de carnero se hacía cada vez más fuerte, Moisés hablaba y Dios le respondía con voz de trueno.
20 El Señor
descendió sobre la cumbre del monte Sinaí y llamó a Moisés a la cima. Así que Moisés subió al monte.
21 Entonces el Señor
le dijo a Moisés:
—Baja de nuevo y advierte al pueblo que no traspase los límites para ver al Señor
, porque quien lo haga morirá.
22 Incluso los sacerdotes que se acercan al Señor
con regularidad deben purificarse para que el Señor
no arremeta contra ellos y los destruya.
23 —Pero Señor
—protestó Moisés—, la gente no puede subir al monte Sinaí. Tú ya nos lo advertiste; me dijiste: “Marca un límite alrededor del monte para que quede apartado como santo”.
24 Pero el Señor
dijo:
—Baja ahora y trae a Aarón cuando vuelvas. Mientras tanto, no permitas que los sacerdotes ni el pueblo traspasen el límite para acercarse al Señor
; de lo contrario él arremeterá contra ellos y los destruirá.
25 Entonces Moisés descendió a donde estaba el pueblo y les dijo lo que el Señor
había dicho.
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Éxodo 20

1 Los diez mandamientos para el pueblo del pacto
Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones:
2 «Yo soy el Señor
tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo.
3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí.
4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar.
5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor
tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.
6 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los
que me aman y obedecen mis mandatos.
7 »No hagas mal uso del nombre del Señor
tu Dios. El Señor
no te dejará sin castigo si usas mal su nombre.
8 »Acuérdate de guardar el día de descanso al mantenerlo santo.
9 Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual,
10 pero el séptimo día es un día de descanso y está dedicado al Señor
tu Dios. Ese día, ningún miembro de tu casa hará trabajo alguno. Esto se refiere a ti, a tus hijos e hijas, a tus siervos y siervas, a tus animales y también incluye a los extranjeros que vivan entre ustedes.
11 Pues en seis días el Señor
hizo los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos; pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor
bendijo el día de descanso y lo apartó como un día santo.
12 »Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor
tu Dios te da.
13 »No cometas asesinato.
14 »No cometas adulterio.
15 »No robes.
16 »No des falso testimonio contra tu prójimo.
17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
18 Cuando los israelitas oyeron los truenos y el toque fuerte del cuerno de carnero y vieron los destellos de relámpagos y el humo que salía del monte, se mantuvieron a distancia, temblando de miedo.
19 Entonces le dijeron a Moisés:
—¡Háblanos tú y te escucharemos, pero que no nos hable Dios directamente, porque moriremos!
20 —¡No tengan miedo! —les respondió Moisés—, porque Dios ha venido de esta manera para ponerlos a prueba y para que su temor hacia él les impida pecar.
21 Así que el pueblo se mantuvo a distancia, pero Moisés se acercó a la nube oscura donde estaba Dios.
22 Uso apropiado de los altares
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Dile al pueblo de Israel lo siguiente: “Ustedes han visto con sus propios ojos que les hablé desde el cielo.
23 Recuerden que no deben hacer ningún ídolo ni de plata ni de oro que compita conmigo.
24 »Háganme un altar de tierra y ofrézcanme sus sacrificios: sus ofrendas quemadas y ofrendas de paz, sus ovejas y cabras y su ganado. Constrúyanme un altar donde yo determine que recuerden mi nombre, y allí me presentaré ante ustedes y los bendeciré.
25 Si usan piedras para construir un altar, que sean piedras enteras y en su forma original. No den forma a las piedras con ninguna herramienta, pues eso haría que el altar fuera indigno de un uso santo.
26 No suban escalones para acercarse a mi altar, si lo hacen, alguien podría mirarles bajo la ropa y ver su desnudez”.
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Éxodo 21

1 Trato justo de los esclavos
»Estas son las ordenanzas que darás a Israel:
2 »Si compras un esclavo hebreo, este podrá estar a tu servicio por no más de seis años. El séptimo año ponlo en libertad, y no te deberá nada por su libertad.
3 Si estaba soltero cuando pasó a ser tu esclavo, saldrá soltero; pero si ya estaba casado antes de ser tu esclavo, entonces su esposa tendrá que ser liberada junto con él.
4 »Si el amo le dio una esposa mientras era esclavo, y tuvieron hijos o hijas, entonces solo el hombre saldrá libre el séptimo año, pero su esposa e hijos seguirán siendo propiedad del amo.
5 Sin embargo, el esclavo puede declarar: “Yo amo a mi señor, a mi esposa y a mis hijos; no quiero ser libre”.
6 Si decide quedarse, el amo lo presentará delante de Dios.
Luego el amo lo llevará a la puerta o al marco de la puerta y públicamente le perforará la oreja con un punzón. Después de esto, el esclavo servirá a su amo de por vida.
7 »Cuando un hombre venda a su hija como esclava, ella no saldrá libre al cabo de los seis años como en el caso de los hombres.
8 Si ella no satisface a su amo, él deberá permitir que la vuelvan a comprar; pero tendrá prohibido venderla a cualquier extranjero, ya que fue el amo quien no cumplió el contrato con ella.
9 Sin embargo, si el amo la entrega como esposa a su hijo, ya no podrá tratarla como esclava, sino como a una hija.
10 »Ahora bien, si un hombre ya está casado con una esclava, pero además se casa con otra mujer, este no deberá descuidar los derechos de la primera esposa en cuanto al alimento, el vestido y la intimidad sexual.
11 Si no cumple alguna de estas tres obligaciones, ella quedará libre sin tener que pagar nada.
12 Casos de daños personales
»Cualquiera que agreda y mate a otra persona será ejecutado,
13 pero si solo fue un accidente permitido por Dios, yo designaré un lugar de refugio adonde el responsable de la muerte podrá huir para ponerse a salvo.
14 Sin embargo, si alguien mata a otra persona a propósito, tendrán que agarrar al responsable, aunque esté frente a mi altar, y matarlo.
15 »Cualquiera que golpee a su padre o a su madre será ejecutado.
16 »Todo secuestrador será ejecutado, ya sea que encuentren a la víctima en su poder o que ya la haya vendido como esclavo.
17 »Cualquiera que deshonre
a su padre o a su madre será ejecutado.
18 »Supongamos que dos hombres pelean, y uno golpea al otro con una piedra o con el puño, y la persona herida no muere pero tiene que guardar cama.
19 Si después puede levantarse y salir caminando de la casa, aunque fuera con muletas, entonces no se castigará al agresor, pero estará obligado a compensar a su víctima por el trabajo perdido y a pagar por su recuperación.
20 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava con un palo y debido a ello el esclavo muere, el amo tendrá que ser castigado.
21 Pero si en uno o dos días el esclavo se recupera, el amo no recibirá ningún castigo porque el esclavo es su propiedad.
22 »Supongamos que dos hombres pelean y, durante la lucha, golpean accidentalmente a una mujer embarazada y ella da a luz antes de término.
Si ella no sufrió más heridas, el hombre que golpeó a la mujer estará obligado a pagar la compensación que el esposo de la mujer exija y que los jueces aprueben.
23 Pero si hay más lesiones, el castigo debe ser acorde a la gravedad del daño: vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
25 quemadura por quemadura, herida por herida, moretón por moretón.
26 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava en el ojo, y debido a ello lo deja ciego de ese ojo, tendrá que darle su libertad a modo de compensación por el ojo.
27 Y si le rompe un diente a su esclavo o esclava, tendrá que darle la libertad para compensarle el diente.
28 »Si un buey
mata a cornadas a un hombre o a una mujer, habrá que apedrear al buey y se prohíbe comer su carne. En ese caso, sin embargo, el dueño del buey no será responsable.
29 Pero supongamos que el buey tenía fama de cornear, y el dueño ya había sido advertido pero no lo mantenía bajo control; si el buey posteriormente mata a alguien, habrá que apedrearlo, y el dueño también tendrá que morir.
30 Sin embargo, los familiares del muerto podrán aceptar un pago a modo de compensar por la pérdida de vida. El dueño del buey podrá salvar su vida pagando lo que se le exija.
31 »La misma ordenanza se aplica si el buey cornea a un muchacho o a una muchacha.
32 Pero si el buey cornea a un esclavo, sea hombre o mujer, el dueño del animal pagará al dueño del esclavo treinta monedas de plata,
y el buey morirá apedreado.
33 »Supongamos que alguien cava o destapa un pozo y, por no taparlo, un buey o un burro cae adentro.
34 El dueño del pozo compensará en forma total al dueño del animal pero podrá quedarse con el animal muerto.
35 »Si el buey de una persona cornea al buey de otra y el animal herido muere, entonces los dos dueños tendrán que vender el buey vivo y repartirse el dinero por partes iguales; también dividirán entre ellos el animal muerto.
36 Sin embargo, si el buey tenía fama de cornear y su dueño no lo mantenía bajo control, el dueño tendrá que pagar una compensación total —un buey vivo por el buey muerto— pero podrá quedarse con el animal muerto.
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Éxodo 22

1 Protección de la propiedad
»Si alguien roba un buey
o una oveja y luego mata o vende el animal, el ladrón tendrá que pagar cinco bueyes por cada buey robado y cuatro ovejas por cada oveja robada.
2 »Si se sorprende a un ladrón en el acto de forzar la entrada a una casa y, durante el enfrentamiento, se le mata a golpes, la persona que mató al ladrón no es culpable de asesinato.
3 Pero si sucede a la luz del día, el que mató al ladrón sí es culpable de asesinato.
»El ladrón que sea capturado pagará la cantidad total de lo que haya robado. Si no puede pagar, se venderá como esclavo para pagar por lo robado.
4 Si alguien roba un buey o un burro o una oveja, y se encuentra el animal en su poder, entonces el ladrón tendrá que pagar el doble del valor del animal robado.
5 »Si un animal pasta en un campo o en un viñedo, y el dueño deja que se meta a pastar en el campo de otro, el dueño del animal tendrá que compensar al dueño del campo con lo mejor de su cosecha de grano o de uvas.
6 »Si alguien prende fuego a espinos y el fuego se sale de control y se extiende al campo de un vecino, y por lo tanto, destruye las gavillas de grano o lo que está por cosecharse o todos los cultivos, el que encendió el fuego tendrá que pagar por la cosecha perdida.
7 »Supongamos que alguien entrega dinero o bienes a un vecino para que se los guarde en un lugar seguro, y al vecino se los roban de su casa. Si se atrapa al ladrón, la compensación consistirá en el doble del valor de lo robado.
8 Pero si no se encuentra al ladrón, el vecino tendrá que presentarse ante Dios, y él determinará
si el vecino es quien robó los bienes.
9 »Supongamos que hay un pleito entre dos personas, y ambas afirman ser dueñas de cierto buey o burro, cierta oveja o prenda de vestir, o algún objeto perdido. Ambas partes tendrán que presentarse ante Dios, y la persona a quien Dios declare
culpable tendrá que pagarle el doble al otro.
10 »Ahora supongamos que alguien deja un burro, un buey, una oveja o cualquier otro animal al cuidado de otra persona, pero el animal muere, se lastima o se extravía, y nadie vio lo sucedido.
11 Entonces el vecino tendrá que hacer un juramento en presencia del Señor
. Si el Señor
confirma que el vecino no robó el animal, el dueño deberá aceptar el veredicto, y no se exigirá ningún pago;
12 pero si efectivamente el animal fue robado, el culpable deberá compensar al dueño.
13 Si un animal salvaje lo despedazó, los restos del animal muerto se presentarán como prueba, y no se exigirá ninguna compensación.
14 »Si alguien pide prestado un animal a un vecino, y el animal se lastima o muere en ausencia del dueño, el que lo pidió prestado tendrá que compensar al dueño en forma total y absoluta;
15 pero si el dueño estaba presente, no se exigirá ninguna compensación. Si el animal fue alquilado, tampoco se exigirá ninguna compensación, porque los posibles daños están incluidos en el alquiler.
16 Responsabilidad social
»Si un hombre seduce a una mujer virgen que no está comprometida y tiene sexo con ella, tendrá que pagar a la familia de la mujer la cantidad acostumbrada por una virgen y casarse con ella.
17 Aun si el padre se niega a que él se case con ella, el hombre tendrá que pagar una cantidad igual al precio que se acostumbra pagar por una virgen.
18 »No dejes con vida a las hechiceras.
19 »Cualquiera que tenga relaciones sexuales con un animal será ejecutado.
20 »Cualquiera que ofrezca sacrificios a un dios que no sea el Señor
, tendrá que ser destruido.
21 »No maltrates ni oprimas a los extranjeros en ninguna forma. Recuerda que tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
22 »No explotes a la viuda ni al huérfano.
23 Si los explotas de alguna manera y ellos claman a mí, ten por seguro que oiré su clamor.
24 Mi enojo se encenderá contra ti y te mataré a filo de espada. Entonces tus esposas serán las viudas y tus hijos los huérfanos.
25 »Si prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que pase necesidad, no le cobres interés como acostumbran hacer los prestamistas.
26 Si tomas el abrigo de tu prójimo como garantía por un préstamo, se lo devolverás antes de la puesta del sol.
27 Puede ser que este abrigo sea la única manta que tiene para abrigarse. ¿Cómo podrá dormir sin abrigo? Si no se lo devuelves y tu prójimo clama a mí por ayuda, yo lo oiré, porque soy misericordioso.
28 »No deshonres a Dios ni insultes a ninguno de tus gobernantes.
29 »No retengas nada cuando me entregues las ofrendas de tus cosechas y de tu vino.
»Deberás darme a tu primer hijo varón.
30 »También tienes que entregarme las primeras crías de tu ganado, de tus ovejas y de tus cabras. Dejarás la nueva cría con su madre durante siete días y al octavo día me la entregarás.
31 »Ustedes tienen que ser mi pueblo santo. Por eso, no coman ningún animal que haya sido muerto y despedazado por animales salvajes. Échenselo a los perros.
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Éxodo 23

1 Un llamado a la justicia
»No esparzas rumores falsos. No te hagas cómplice de gente malvada cuando tengas que jurar en el estrado de los testigos.
2 »No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia.
3 Tampoco inclines tu testimonio en favor de una persona solo porque sea pobre.
4 »Si encuentras extraviado el buey o el burro de tu enemigo, devuélveselo a su dueño.
5 Si ves que el burro de alguien que te odia cayó debajo de su carga, no pases de largo. Detente y ayúdalo.
6 »Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre.
7 »Asegúrate que nunca acuses a nadie falsamente de algún mal. Jamás condenes a muerte a una persona inocente o intachable, porque yo nunca declaro inocente al culpable.
8 »No aceptes sobornos, porque el soborno te lleva a hacerte de la vista gorda en aquello que ves con claridad. El soborno mueve incluso a una persona justa a tergiversar la verdad.
9 »No oprimas a los extranjeros. Tú sabes lo que es ser extranjero, porque tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
10 »Siembra y recoge tus cosechas durante seis años,
11 pero el séptimo año deja que la tierra se renueve y descanse sin cultivar. Permite que la gente pobre de tu pueblo coseche lo que crezca por sí mismo durante ese año. Deja el resto para que coman los animales salvajes. Haz lo mismo con tus viñedos y olivares.
12 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar. Así tu buey y tu burro podrán descansar, y también recobrarán sus fuerzas tus esclavos y los extranjeros que vivan en medio de ti.
13 »Presta mucha atención a todas mis instrucciones. No invoques el nombre de ningún otro dios; ni siquiera menciones sus nombres.
14 Tres festivales anuales
»Cada año, deberás celebrar tres festivales en mi honor.
15 En primer lugar, celebra el Festival de los Panes sin Levadura. Durante siete días, prepararás sin levadura el pan que comas, tal como yo te ordené. Celebra este festival cada año, en el tiempo señalado, a comienzos de la primavera, en el mes de
porque en esa fecha se cumple el aniversario de tu salida de Egipto. Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda.
16 »En segundo lugar, celebra el Festival de la Cosecha
cuando me traigas los primeros frutos de tus cosechas.
»Por último, celebra el Festival de la Cosecha Final
cuando termine la temporada de la cosecha, una vez que hayas cosechado todos los cultivos de tus campos.
17 Cada año, en estas tres ocasiones anuales, todo hombre de Israel deberá presentarse delante del Soberano, el Señor
.
18 »No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco dejes hasta la mañana siguiente la grasa de las ofrendas del festival.
19 »Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor
tu Dios lo mejor de la primera cosecha.
»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
20 Promesa de la presencia del Señor
»Mira, yo envío un ángel delante de ti para que te proteja en el viaje y te lleve a salvo al lugar que te he preparado.
21 Préstale mucha atención y obedece sus instrucciones. No te rebeles contra él, porque es mi representante y no perdonará tu rebelión.
22 Pero si te aseguras de obedecerlo y sigues todas mis instrucciones, entonces yo seré enemigo de tus enemigos y me opondré a todos los que se te opongan.
23 Pues mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra de los amorreos, de los hititas, de los ferezeos, de los cananeos, de los heveos y de los jebuseos, para que vivas en ella. Yo los destruiré por completo.
24 No rindas culto a los dioses de estas naciones, ni los sirvas de ninguna manera, ni imites sus prácticas malvadas. En cambio, destruye sus ídolos por completo y destroza sus columnas sagradas.
25 »Sirve sólo al Señor
tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré
con alimento y agua, y te protegeré de enfermedades.
26 No habrá en tu tierra ninguna mujer que pierda su embarazo o sea estéril; te daré una vida larga y plena.
27 »Enviaré mi terror delante de ti y sembraré pánico entre todos los pueblos de las tierras que invadas. Haré que todos tus enemigos den la vuelta y salgan corriendo.
28 Mandaré terror
delante de ti para expulsar a los heveos, a los cananeos y a los hititas;
29 pero no los expulsaré a todos en un solo año, porque la tierra quedaría desierta y los animales salvajes se multiplicarían y serían una amenaza para ti.
30 Los expulsaré poco a poco, hasta que tu población aumente lo suficiente para tomar posesión de la tierra.
31 Y estableceré los límites de tu territorio desde el mar Rojo hasta el mar Mediterráneo,
y desde el desierto oriental hasta el río Éufrates.
Entregaré en tus manos a los pueblos que ahora viven en esa tierra, y tú los expulsarás a tu paso.
32 »No hagas tratados con ellos ni con sus dioses.
33 Ninguno de ellos deberá vivir en tu tierra, porque te harán pecar contra mí. Si sirves a sus dioses, quedarás apresado en la trampa de la idolatría».
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Éxodo 24

1 Israel acepta el pacto del Señor
Luego el Señor
instruyó a Moisés: «Sube para encontrarte conmigo, y ven junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Todos tendrán que adorar de lejos;
2 solo a Moisés se le permite acercarse al Señor
. Los demás no se acercarán, y a nadie del pueblo se le permite subir al monte con él».
3 Después Moisés descendió y le repitió al pueblo todas las instrucciones y ordenanzas que el Señor
le había dado, y todo el pueblo respondió a una voz: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado».
4 Entonces Moisés escribió cuidadosamente todas las instrucciones del Señor
, y temprano a la mañana siguiente se levantó y construyó un altar al pie del monte. También levantó doce columnas, una por cada tribu de Israel.
5 Luego envió a unos jóvenes israelitas a presentar ofrendas quemadas y a sacrificar toros como ofrendas de paz al Señor
.
6 Moisés dejó escurrir la mitad de la sangre de estos animales en unos tazones; la otra mitad la salpicó sobre el altar.
7 Luego tomó el libro del pacto y lo leyó al pueblo en voz alta. Una vez más todos respondieron: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado. Vamos a obedecer».
8 Entonces Moisés tomó la sangre de los tazones y la salpicó sobre el pueblo, mientras declaraba: «Esta sangre confirma el pacto que el Señor
ha hecho con ustedes al darles estas instrucciones».
9 Después Moisés, Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron al monte.
10 Allí vieron al Dios de Israel. Debajo de sus pies parecía haber una superficie de lapislázuli de color azul brillante, tan clara como el mismo cielo.
11 Aunque estos nobles de Israel pudieron contemplar a Dios, él no los destruyó. De hecho, compartieron una comida para celebrar el pacto, en la cual comieron y bebieron en su presencia.
12 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Sube al monte para encontrarte conmigo. Espera allí, y te daré las tablas de piedra en las que he escrito las instrucciones y los mandatos para que puedas enseñar al pueblo».
13 Entonces Moisés y su ayudante Josué salieron, y Moisés subió al monte de Dios.
14 Moisés les dijo a los ancianos: «Quédense aquí y espérennos hasta que regresemos. Aarón y Hur se quedan aquí con ustedes; si alguien tiene algún altercado durante mi ausencia, que consulte con ellos».
15 Luego Moisés subió al monte, el cual quedó cubierto por la nube.
16 Entonces la gloria del Señor
se posó sobre el monte Sinaí, y durante seis días la nube cubrió el monte. Al séptimo día, el Señor
llamó a Moisés desde el interior de la nube.
17 Para los israelitas que estaban al pie del monte, la gloria del Señor
, que estaba sobre la cima del monte, parecía como un fuego consumidor.
18 Entonces Moisés fue desapareciendo en la nube a medida que subía al monte, y permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches.
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